El cultivo de coco en Costa Grande
 

 

La palma de coco (Cocos nucifera) es un cultivo que cubre una amplia gama de necesidades humanas tanto en alimentación como vestido, construcción, fabricación de utensilios, entre otros. Además, puede adaptarse a diversas condiciones ecológicas (Granados-Sánchez y López-Ríos, 2002).
 



En México comenzó a cobrar relevancia en 1840 y actualmente ocupa el 8° lugar de producción a nivel internacional con plantaciones a lo largo de los litorales del Golfo, Caribe y Pacífico siendo Guerrero, el estado con mayor producción del país. Los principales productos son: la fibra del fruto, carbón de la concha, copra, aceite, coco deshidratado y leche de coco (Granados-Sánchez y López-Ríos, 2002; SIAP, 2018).
 



En Costa Grande el bajo nivel de rendimiento debido a plagas y enfermedades, erosión genética, embates climáticos como huracanes y sequías, caída de los precios de la copra y del aceite de coco, recursos insuficientes para renovación de plantaciones y la falta de interés de los agricultores por realizar un manejo adecuado, ha resultado en el abandono y sustitución de huertas de coco por otros cultivos (frutas y hortalizas) a pesar de que Guerrero es uno de los estados con mayor potencial para el desarrollo del cultivo, amenazando la permanencia de los recursos naturales como el suelo, el agua y la vegetación nativa (CNSPPC A. C., 2012).
 


La situación de pobreza, inseguridad y degradación ambiental que presenta la región vuelve imperante encontrar actividades que permitan el desarrollo económico y social sin comprometer la prevalencia de los ecosistemas naturales, siendo el cultivo de coco una de éstas, ya que Guerrero es uno de los estados del país que cuenta con las condiciones adecuadas paras su desarrollo. Por tanto, es importante identificar las áreas aptas para su desarrollo a partir de los factores biofísico y socioeconómicos que la condicionan incorporando el conocimiento, experiencias y tecnologías de los campesinos de Costa Grande para así generar política territorialmente diferenciada.
 


La aptitud de Costa Grande para el cultivo de coco

Un área de aptitud indica aquellas zonas que cuentan con el ambiente físico óptimo para la interacción de los distintos factores que determinan el desarrollo de alguna actividad (en este caso el cultivo del coco) con el mejor nivel de tecnología y material biológico disponible (Arcila, 2017).

 

 

La palma de coco es una planta con una alta capacidad de adaptación por lo que se encuentra distribuida a lo largo de las costas de los países ubicados entre los Trópicos de Cáncer y Capricornio. A pesar de esto, sí presenta un rango de distribución donde el cultivo tiene un alto rendimiento donde la altitud, temperatura y precipitación medias anuales, tipo de suelo, pendiente y presencia de distritos de riego son determinantes para su desarrollo.

 

Figura 1. Tabla de rangos


Los rangos antes mostrados, son el resultado de un análisis de la literatura especializada y de lo estipulado por el conocimiento local. Como también era importante corroborar que los mapas fueran congruentes con lo que se observa en el territorio, estos fueron evaluados por los productores.

 

Diálogo de saberes: contrastando y construyendo conocimiento sobre la aptitud para el Coco

El mapa de aptitud fue contrastado con el conocimiento local, con la finalidad de verificar si representaba el grado de aptitud real de la región ya que éste se usará como base, junto con el de variabilidad climática y erosión hídrica del suelo, para identificar las zonas prioritarias de acción dentro de la agenda local de desarrollo, además formará parte de un Sistema de Información Geográfica que permita a los actores locales evaluar, consensuar, modificar y dar seguimiento a las acciones y decisiones.

Figura 2. Mapa base para mapeo participativo.
 

Para lograrlo, se proporcionaron mapas impresos a un grupo de productores locales para que contrastaran su conocimiento con lo mostrado con el mapa de aptitud.

En general consideraron que la información dada por el mapa era correcta, encontrando en la mayoría de los casos una coincidencia del 100%.

Una debilidad que encontraron en el método empleado para la identificación de la aptitud fue no haber incluido las horas de exposición a la luz solar, mejora que no pudimos implementar pues no se cuenta con información espacial sobre esta variables.
 

 

¿El coco puede ser un cultivo sustentable en Costa Grande?

La mayor parte de la superficie de Costa Grande tiene una aptitud baja para el cultivo de Coco (598,456.8 ha; 48.7% de la región), le siguen la media con un 37.8% y la baja con 10.3%. Por último, está la alta, la cual se extiende a lo largo de 41,056.5 ha, siendo el municipio de Técpan de Galeana con el área más grande (20,528.3 ha). De los cuatro municipios, es Benito Juárez el menos apto para el cultivo, le siguen Coyuca de Benítez y Atoyac de Álvarez.
 

Figura 3. Superficie apta para el cultivo de coco de cada municipio de la región.

 

Al sumar las aptitudes media y alta, casi se logra igualar a la baja (41%), por lo que se puede asumir que una gran parte de la región cuenta con muchas de las condiciones biofísicas que se requieren para el desarrollo del cultivo de Coco. En particular, es importante mencionar a Técpan de Galeana, ya que los productores lo identificaron como una de las regiones con mayor potencialidad, caso que se corrobora con lo encontrado en este modelo. También cabe mencionar, que muchas de las áreas con aptitud media son más adecuadas para mango, pero son usadas para coco ya que les permite tener una entrada de dinero a lo largo del año, lo que no sucede con el mango.

Lo anterior podría explicar el que la mayoría de los productores de este cultivo realizan agricultura familiar consolidada. Sin embargo, también existen los que están en la de transición. A pesar de esto, la actividad sólo cubre entre el 50 y 80% de sus ingresos, por lo que el resto debe ser complementado por otros medios como son: la ganadería o el cultivo de mango, plátano, papaya, frijol, entre otros.

La superficie de las parcelas oscila entre dos y cuatro ha, de las cuales alrededor del 60 al 80% se destinan al cultivo de la palma, el resto, a otros frutales.

 

Problemáticas que deben ser atendidas

A pesar de ser una región con alto potencial para el desarrollo del cultivo, los productores identifican distintas problemáticas asociadas a la actividad que les impide poder realizar esta actividad de tiempo completo entre las que están:

  • El envejecimiento de las plantaciones, lo que ha reducido su productividad y vuelto vulnerables a diferentes plagas como es el picudo negro. Para solucionarlo, los productores identificaron como prioritario: fortalecer las alianzas con el sector científico para encontrar alternativas sustentables y efectivas para la erradicación de plagas. En este caso, ADESUR se plantea como un actor clave para desarrollar esta estrategia. Así mismo, se propone la creación de un programa integral de manejo de plagas que se difunda a través de capacitadores comunitarios.

  • La renovación de plantaciones es una medida necesaria para mejorar la producción y reducir la incidencia de plagas, pero para muchos de los productores, es inviable contar con el presupuesto necesario para obtener semilla certificada y mejorada que sea resistente y productiva, por tal motivo, su producción se ve diezmada. En este sentido, proponen la creación de un vivero comunitario que les facilite acceder a semilla o plántulas de buena calidad, así como dar seguimiento a ciertos programas implementados por el gobierno, pues se han visto corrompidos por organizaciones de poder de la región.

  • Crear mecanismos que permita a los pequeños productores, tener acceso a pozos de riego, ya que existen momentos en el desarrollo del cultivo en el que el agua es indispensable para tener fruto de buena calidad.

  • El que no exista un organismo que regule el precio del producto, provoca que los intermediarios y grupos antagónicos fijen precios que son poco redituables para el productor, lo que resulta en el abandono de la actividad. Por tal motivo, identifican el fortalecimiento de la organización local como un factor fundamental para lograr las alianzas con las diversas escalas de gobierno y organismos internacionales encargados de orientar y apoyar estos procesos.

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