Los suelos saludables son aliados de la seguridad alimentaria y el combate a la pobreza
Un suelo sano es un ecosistema vivo y dinámico, fértil y con capacidad para producir cultivos. Sin embargo, en Costa Grande los suelos se encuentran severamente amenazados por la erosión hídrica, en su calidad y funcionalidad. Los productores no sólo deben cultivar alimentos en menos de 3 ha sino en parcelas donde se produce cada vez con mayor dificultad.
Los suelos que la lluvia se llevó: Evaluación integrada de la erosión hídrica
La erosión hídrica en Costa Grande fue evaluada combinando modelos paramétricos y conocimiento local. Así, los resultados de la erosión derivados de la ecuación universal de pérdida de suelo se constataron y complementaron de manera participativa con las percepciones de los campesinos sobre los niveles y tipos de erosión para cada municipio de la región. Este ejercicio participativo permitió reconocer las causas detrás de la pérdida de suelos así como identificar soluciones.
Actualmente, más del 41% de los suelos de Costa Grande experimentan algún tipo de erosión que va de ligera a severa. Coyuca y Tecpan parecen ser los municipios más afectados con cerca del 12 y 13 % de sus suelos con erosión severa; es decir, en estos municipios anualmente pierden más de 200 ton/ha. Considerando que la tasa de formación de suelos es menos de 1 cm cada 100 años, a este ritmo no quedará capa arable en dónde cultivar.
La situación es particularmente grave para las parcelas de maíz localizadas en zonas altas y laderas pronunciadas, donde más del 10% de los suelos presentan erosión de tipo fuerte y otro 13% de tipo severa. En estos suelos el horizonte superficial está expuesto y la pérdida de fertilidad natural es reemplazada con fertilización química.
Los bajos rendimientos y los costos elevados de los agroquímicos han llevado a que el cultivo de maíz se abandone progresivamente y se reemplace con otros cultivos más rentables como el mango, cuyo cultivo demanda de altas cantidades de fertilizantes y de herbicidas, lo que incrementa la vulnerabilidad del suelo a la erosión y compromete la totalidad del agrosistema. Se ha visto como el número de polinizadores se reduce considerablemente y el suelo se contamina con esta forma de manejo.
Figura 1. Niveles de erosión en Costa Grande por tipo de cultivo y agricultura familiar.
La ausencia de políticas públicas efectivas en la agricultura campesina y de prácticas sustentables son algunos de los factores que explican el cambio de uso de suelo, la deforestación y el sobrepastoreo causantes de la erosión hídrica. Tan sólo en el periodo de 1985 a 2014 se perdieron más del 40 % de los bosques y selvas secundarias (118,059.64 ha) en tanto que los pastizales tuvieron un incremento de más del 336 % (121,168.61 ha).
Figura 2. Cambio en la vegetación y el uso de suelo en Costa Grande en el periodo 1985 – 2014.
Coyuca y Tecpan fueron los municipios más afectados por este fenómeno. La roza – tumba y quema y las siembras a favor de la pendiente son prácticas no sustentables que contribuyen de manera importante a la pérdida de vegetación y aceleran el proceso de erosión hídrica en la región.
Figura 3. Cambio de uso de suelo por municipio en Costa Grande.
Soluciones integrales para un problema complejo
Acciones como la creación de agendas compartidas con talleres y mapeos participativos son un buen ejemplo de lo que el diálogo de saberes puede lograr a través del análisis integral y colaborativo entre centros públicos de investigación como CentroGeo, CIATEJ y CICY y organizaciones de la sociedad civil como Guerrero es Primero y de productores de maíz, café, mango y coco para identificar estrategias y acciones efectivas a la erosión de los suelos.
Algunas acciones contra la erosión hídrica son la promoción de reforestaciones con especies endémicas, construcción de trincheras piedra y presas de morillo en cauces, impulso al pastoreo controlado y la rotación de potreros de acuerdo con la vocación de los suelos reduciendo la carga animal, la promoción los sistemas agroforestales y la asociación de cultivos con árboles frutales, leguminosas y forestales, favorecer la labranza mínima o de conservación para mejorar la estructura del suelo y aumentar la materia orgánica, realizar surcados al contorno y terrazas en áreas con pendiente fuerte y orientar la producción de maíz hacia un enfoque agroecológico.