Victoria Livier Poblete Gutiérrez

Su nombre es Livier, pero adoptó Victoria por su madre. Se autodefine como una mujer librepensadora, a quien le gusta caminar los pueblos y conocer personas. 

De profesión eligió ser maestra, después empezó a buscarse y se encontró siendo psicóloga, piscoterapeuta familiar y tiene diplomados diversos todos relacionados con la conducta humana. Trabaja en la procuraduría de protección de niños y adolescentes del DIF Guerrero, con niñas, niños y adolescentes violentados. Tiene un interés genuino en relacionarse profundamente con las personas, no de una forma social, sino a través del trabajo con las mentes y los cuerpos, ayudando a los demás para hacer o restablecer las conexiones perdidas con nuestro ser, de forma que nos reconozcamos, nos aceptemos y fluyamos. Sabiendo que no se puede ayudar a las personas sin un estado de equilibrio, fue primero ella quien se buscó y se encontró a sí misma, hallando un equilibrio interior  que se refleja en su mirada segura y tranquila, así como en sus palabras y sus actos…y es que “las palabras y los actos denotan lo que una siente” como ella misma lo dice.

La presencia misma de Livier es sanadora, tranquilizadora y eso lo sabemos en el equipo Telar y en los encuentros que hemos tenido en los que ella está presente. Maneja técnicas de trabajo corporal, medicina tradicional y herbolaria. Estudió también la curación a través de plantas, desde la cosmovisión indígena de los mexicas. 

Cuando conoció el temazcal se comprometió con el camino del Guerrero que es el propio desde un estado positivo de estar, de encontrar la magia  en el amor a una misma….y al temazcal, porque Livier también es temazcalera y encuentra en ese ombligo o vientre de la madre tierra un ritual de poder sanador que se puede conducir solo desde un estado interior positivo, al que solo se debe de entrar desde un estado de equilibrio, tranquilidad, que es refrendado en el  temazcal. En el temazcal cada persona se convierte en un(a) guerrero(a) que puede ayudar y ayudar-se.

Livier y, a menudo su cómplice en la danza y en la medicina tradicional, Clarita, siempre llevan el Tlalmanalli u ofrenda de agradecimiento y reconocimiento cuando coincidimos en colectivo. Al final nos pide poner las manos sobre el incensario con resina de copal encendida,  con el objeto de que el fuego se lleve las energías negativas. Sorprendentemente las palabras que nos dirige son siempre acertadas, como si viera exactamente qué necesidad específica de “dejar ir” tiene cada quien.

La expresión corporal, particularmente la danza, es otra de sus pasiones ya que danzaba sola desde pequeña, pero también otra de las formas en las que ha encontrado formas de ayudar a otras personas a conocerse y a amarse, en el taller de danza, movimiento y terapia. En este taller cada quien expresa sus emociones y conecta con ellas….(¡parte de esto se vivió en el 1er encuentro de mujeres en Eduardo Neri-Apoyec!). En este taller, en la danza consciente, en general, una persona se pare a sí misma.

(Para este taller se espera a que haya un mínimo de 8 personas interesadas (y máximo 10) para definir horario y días.)

Actualmente está urdiendo, en conjunto con Yessenia, su colega, otro taller llamado “me caso conmigo misma”, para que las mujeres se reconozcan y se amen y se comprometan consigo mismas, que indudablemente va a ser otro más de sus legados para las personas que tenemos la fortuna de cruzarnos en su camino.

Redes:
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Temas:
- Medicina tradicional
- Mujeres