Impulsores biogeográficos y socioeconómicos de la deforestación en ADESUR

Resumen

Los bosques son mucho más que árboles, constituyen elementos fundamentales para la seguridad alimentaria y la mejora de los medios de subsistencia. En el futuro, contribuirán al refuerzo de la resiliencia de las comunidades al proveer alimentos, lugares de resguardo, forrajes y fibras. La pérdida de bosques es causada por factores humanos o naturales; los primeros son mucho más frecuentes que los segundos. La deforestación, se produce cuando las personas eliminan los bosques y utilizan la tierra para otros fines como, por ejemplo, agricultura, infraestructura, asentamientos humanos y minería. En México en las últimas dos décadas, más de 100,000 hectáreas de bosques continúan siendo taladas anualmente, principalmente en zonas tropicales que albergan a ecosistemas de gran relevancia socio-ambiental en el planeta. La deforestación se ha convertido en un tema crucial en la agenda de gestión ambiental para el país; en ese sentido, diversos esfuerzos han sido desarrollados para el combate de la deforestación, uno de ellos, el Índice de Presión Económica a la Deforestación (IRDef). Aquí se desarrolló el IRDef para la región ADESUR que incluye tres estados de la república mexicana que tienen similitudes en los patrones históricos de rezago social, pobreza  y afectación al capital natural (Chiapas, Oaxaca y Guerrero). El índice arrojó para el estado de Guerrero, que las categorías de mayor riesgo a la deforestación se concentran en las regiones más próximas a la costa pacifico (región costa grande, región Acapulco y región costa chica); y en los bosques y selvas de la región montaña (al este del estado). En el estado de Oaxaca el mayor riesgo a la deforestación se encuentra concentrado al oeste, en la zona colindante de la región Mixteca con la región montaña de Guerrero, al este en la región Istmo, especialmente en torno a la ciudad Tehuantepec y a su zona colindante con la región costa; y al norte en la región Papaloapan. Finalmente, en el estado de Chiapas destacan la región de los altos, la depresión central y las áreas fronterizas con Guatemala de la región sierra maya como las zonas con mayor riesgo a la deforestación. Las zonas núcleo de las ANPs en la sierra madre y la selva actúan aparentemente como complejos que contienen el riesgo a la deforestación, pues inmediatamente fuera de ellas el riesgo cambia drásticamente a categorías de alto y muy alto riesgo.

Índice de Presión Económica a la Deforestación en ADESUR

En el mapa 1 se visualiza el nivel de riesgo asociado a los ecosistemas forestales de la región pacifico sur. En el estado de Guerrero las categorías de riesgo alto y muy alto a la deforestación se concentran en las regiones más próximas a la costa pacifico (región costa grande, región Acapulco y región costa chica); y en los bosques y selvas de la región montaña (al este del estado). Al norte, las zonas colindantes de la región costa grande y región Acapulco con la zona centro de Guerrero tienen menor riesgo a la deforestación. La zona norte y la región tierra caliente (al oeste del estado) presentan gran dispersión del riesgo y es difícil señalar un patrón claro, sin embargo, el riesgo en dichas regiones es predominantemente medio. 

En el estado de Oaxaca el riego alto y muy alto a la deforestación se encuentra concentrado al oeste en la zona colindante de la región Mixteca con la región montaña de Guerrero, al este en la región Istmo, especialmente en torno a la ciudad Tehuantepec y a su zona colindante con la región costa; y al norte en la región Papaloapan. Los valles centrales y la sierra sur son las zonas de Oaxaca con menor riesgo a la deforestación. Finalmente, en el estado de Chiapas destacan la región de los altos, la depresión central y las áreas fronterizas con Guatemala de la región sierra maya como las zonas con mayor riesgo a la deforestación (riesgo principalmente alto y muy alto). Las zonas núcleo de las ANPs en la sierra madre (riesgo muy bajo) y la selva LaCandona (riesgos muy bajos, bajos y medios) actúan aparentemente como complejos que contienen el riesgo a la deforestación, pues inmediatamente fuera de ellas el riesgo cambia drásticamente a categorías de riesgo alto y muy alto.

Aunque las dinámicas socioeconómicas y el potencial de aprovechamiento de los servicios que ofrecen los bosques y las selvas son diferenciados, en la región pacifico sur la mayoría de los ecosistemas forestales tienen al menos el 45% de su extensión en las categorías de mayor riesgo: riesgo muy alto y alto (bosque de coníferas: 45.52%, bosque de coníferas latifoliadas: 45%, bosque de latifoliadas: 50.59%, selva caducifolia y subcaducifolia: 56.36%, selva perennifolia y subperennifolia: 51.88%). El único ecosistema forestal de la región ADESUR con un porcentaje considerablemente menor en las dos categorías superiores de riesgo, es el bosque mesófilo de montaña, con 11.37% de su extensión en riesgo muy alto y alto a la deforestación (Cuadro 1).

Cuadro 1. Porcentaje de Ecosistema Forestal por Nivel de Riesgo a la Deforestación.

Fuente: Datos de uso de suelo y vegetación – Serie VI (INEGI, 2016)

Índice de Presión Económica a la Deforestación sobre los Núcleos Agrarios de la Región Pacifico Sur

En México, el análisis relacionado con la cobertura forestal a nivel local es importante porque más del 60% de los bosques del país está en terrenos de propiedad social. Dichos predios, en la Ley Agraria se reconocen como núcleos agrarios (NA) y pueden ser ejidos o comunidades indígenas, y de manera general suelen nombrarse como bosques comunitarios. Los bosques comunitarios se ubican en predios ejidales o comunales que van de cientos a miles de hectáreas, donde los dueños legales disponen sobre el uso y manejo de la tierra y el bosque; por lo que operan como unidades de manejo y de toma de decisiones.

La región ADESUR tiene una superficie total de 23,113,660 ha, repartidas entre Oaxaca (41%), Chiapas (32%) y Guerrero (27%). Incluye 5,175 núcleos agrarios (NA) que juntos suman el 56% de la superficie total de la región. El 72% de Guerrero es propiedad social, el 51% de Oaxaca y el 49% de Chiapas; sin embargo, la mayor cantidad de NA se concentra en Chiapas (52%), seguido de Oaxaca (25%) y Guerrero (23%) (Cuadro 2).

Cuadro 2. Núcleos Agrarios y superficie de la Región Pacífico Sur.

Fuente: Registro Agrario Nacional (RAN 2018).

De los 5,175 NA de ADESUR, 3.084 (59%) se encuentran en categorías de riesgo a la deforestación media, alta y muy alta; y el 41 % de los núcleos agrarios  restante se ubican en niveles de riesgo a la deforestación de menor presión (categorías de riesgo bajo y muy bajo) (Cuadro 3).

Cuadro 3. Porcentaje de Núcleos Agrarios por Nivel de Riesgo a la Deforestación.

Fuente: Datos Núcleos Agrarios (Registro Agrario Nacional (RAN), 2015)

En el Mapa 2 se pueden observar los núcleos agrarios de ADESUR en las distintas categorías de riesgo. En el estado de Guerrero sobresalen los núcleos con riesgos altos y muy altos en las zonas costeras de la región costa grande, región Acapulco, región costa chica, y de la región montaña, especialmente en la zona colindante con la región mixteca del estado de Oaxaca; estado en el que además predominan riesgos altos y muy altos a la deforestación en la región Istmo. Finalmente en el estado de Chiapas, los núcleos agrarios de la región de los altos y la depresión central son los que presentan mayor presión de deforestación sobre los ecosistemas forestales.

Potencial del Índice de Presión Económica a la Deforestación (IRDef) como Instrumento de política pública.

A pesar del uso que hasta la fecha ha tenido el IRDef por parte de la CONAFOR, netamente como un instrumento para focalizar las áreas prioritarias para la asignación de los estímulos económicos a través del programa de PSA, y destacando el papel valioso del esfuerzo para encontrar un método menos azaroso para ello; hay que reflexionar sobre la utilidad del sentido que tiene la asignación de los apoyos del programa sobre las zonas con menor riesgo a la deforestación (áreas idóneas a conservar) que se maneja en la actualidad.  Entendiendo que como institución la CONAFOR es auditada y la efectividad de sus programas garantizan la permanencia de los mismos, hacer esfuerzos para conservar lo que tiene menos riesgo a ser deforestado, constituye un seguro lógico ante dicho monitoreo, sin embargo, el potencial del instrumento debería apostar por ir más allá. 

Aunque conservar a través de esquemas de PSA los ecosistemas forestales con mayor riesgo a ser deforestados en un tiempo próximo y asegurar con ello su permanencia, cambia la lógica de éxito seguro de la CONAFOR, también apunta a un mayor aprovechamiento del IRDef en términos de lo que debería ser en realidad prioritario de conservar (zonas de bosque y selva que están a punto de desaparecer). Además de ver al Índice como el análisis para ubicar espacialmente distintas categorías de riesgo a la deforestación, valdría la pena explorar el poder explicativo de cada una de las variables impulsoras o contenedoras de la deforestación, que se obtiene del esfuerzo estadístico sobre los datos a través del modelo de regresión logística. De esta manera se lograría, además de la visualización de las zonas de menos y mayor riesgo, atender y mitigar las causas que hacen que esos riesgos se vean aumentados en el tiempo. Finalmente, y como se demostrará en la sección del IRDef para los estados de la región pacifico sur, el potencial explicativo del análisis varía considerablemente entre la escala nacional y la escala estatal; cuando el IRDef es construido a escala estatal y en él se integran variables de mayor sensibilidad y dinamismo local, el modelo y la visualización espacial mejoran y facilitan la identificación de patrones que generan impulsores reales del cambio de uso de suelo y vegetación, en ecosistemas forestales de gran relevancia como lo son los de zonas tropicales.

Consultar bibliografía relacionada.

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